MÓDULO II FILOSOFÍA
- 1. Competencias y Criterios
- 2. Ontología: la pregunta por el ser en la filosofía
- 2.1. La pregunta por el ser en los primeros filósofos
- 2.1.1. ¿Qué es eso de la pregunta por el ser?
- 2.1.2. – Actividad 01
- 2.2. Los filósofos presocráticos
- 2.2.1. – Actividad 02
- 2.3. El ser en Parménides
- 2.3.1. Cualidades del ser
- 2.3.2. – Actividad 03
- 2.4. Heráclito de Éfeso
- 2.4.1. – Actividad 04
- 2.5. La pregunta por el ser en la Grecia clásica
- 2.5.1. El ser: Platón
- 2.5.2. El ser: Aristóteles
- 2.5.3. – Actividad 05
- 2.6. Filosofía medieval
- 2.6.1. Origen del pensamiento medieval
- 2.6.2. Características de la filosofía medieval
- 2.6.3. – Actividad 06
- 2.7. Principios ontológicos medievales
- 2.7.1. Ontología medieval
- 2.7.1. – Santo Tomás de Aquino
- 2.7.1. – Boecio
- 2.7.1. – San Agustín
- 2.7.1. – San Anselmo
- 2.7.2. – Actividad 07
- 2.8. Ontología en los filósofos modernos
- 2.8. – René Descartes
- 2.8. – Gottfried Wilhelm Leibniz
- 2.8. – David Hume
- 2.8. – Emmanuel Kant
- 2.8. – George Wilhelm Hegel
- 2.8. – Arthur Schopenhauer
- 2.8.1. – Actividad 08
- 2.9. Ontología Contemporánea
- 2.9.1. Nietzsche y la oposición al platonismo
- 2.9.2. La ontología de la existencia de Heidegger
- 2.9.3. La realidad supera al ser
- 2.9.4. – Actividad 09
- 3. Bibliografía y webgrafía
2. Ontología: la pregunta por el ser en la filosofía
2.3. El ser en Parménides
Parménides, padre de la metafísica
Ante el ser hay tres actitudes posibles:
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El no-ser existe; propia de los pitagóricos, los cuales, para explicar el movimiento y la pluralidad de los seres, admitían el vacío o el no-ser fuera del Cosmos esférico que al penetrar dentro de éste por medio de la respiración cósmica lo disgregaba y multiplicaba en muchos seres numéricamente distintos.
Contra ellos opone Parménides; el no-ser no existe; y por lo tanto no puede disgregar internamente al ser; siendo éste uno, indivisible e inmóvil.
El no-ser existe y no existe a la vez; aludiendo a Heráclito; que admitía la unidad del ser, pero en perpetuo movimiento; originándose la pluralidad de las cosas de los encuentros entre los contrarios en las diversas fases de la transformación del Fuego.
Contra esto arguye Parménides; es absurdo que el ser exista y no exista a la vez. Pero si se diera movimiento el ser existiría y no existiría a la vez. Por consiguiente, el ser es inmóvil.
El ser existe y es imposible que no exista. En esta fórmula, a la cual se aferra Parménides; se sintetiza todo su «realismo»; El ser existe y el no-ser no existe. Sólo existe el ser, y no existe el no-ser. No existiendo el no-ser es imposible la división interna del ser. Por lo tanto, el ser es uno, único y compacto.
Los «seres» particulares son nada más que ilusiones u «opiniones» de los sentidos. Tampoco puede darse el movimiento; pues no existe distancia entre los seres; ni espacio vacío en el cual pudiera realizarse.
Así, pues, toda la realidad, tal como la percibe la «razón»; no es más que un Ser único, compacto, finito, limitado e inmóvil (monismo estático del ser finito).