Monarquía.

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La sociedad en este periodo estaba compuesta por una clase alta o nobleza constituida por los patricios que formaban la aristocracia romana, el sector dirigente y privilegiado y eran los únicos considerados como ciudadanos romanos, con derecho a votar, ocupar los cargos políticos y religiosos; y una clase baja, la plebe, compuesta por los extranjeros y vecinos a los que se les consideraba hombres libres, pero no ciudadanos por lo que carecían de derechos y no tenían ninguna participación en el gobierno ni en la vida religiosa. Los plebeyos podían incorporarse a una familia de patricios como criados para contar con mayor protección.

Existía un último grupo inferior a todo estos, los esclavos, que eran los prisioneros de guerra y los plebeyos deudores, a los cuales no se les consideraba como personas sino como cosas. Se dedicaban a las tareas serviles y carecían de derechos. Los que lograban su liberación mediante un pago, se convertían en clientes. 

Dentro de la organización social, la familia constituía la institución más sólida del estado, dentro de la cual era el padre quien contaba con la mayor autoridad.

El gobierno solamente podía ser ejercido por los patricios. El rey era elegido por la Asamblea, formada exclusivamente por los ciudadanos y cuyas funciones eran variadas (desde legítimas a judiciales). También existía un Senado el cual estaba integrado por los jefes de la familias patricias.

La economía se basaba en la explotación de la tierra, por lo cual la mayoría de la población era campesina. Aunque los hombres de la ciudad se dedicaban a otras tareas como la artesanía, carpintería, herrería, y algunos también abastecía al pueblo de alimentos y útiles necesarios para la vida diaria.