Durante su gobierno se persiguió a los cristianos ferozmente, disponiéndose por edicto la obligación del culto imperial.
Templos y libros fueron destruidos y los cristianos padecieron la cárcel y torturas.
En el año 311, Galerio, dictó el Edicto de tolerancia, y en año 313, se promulgó el Edicto de Milán que proclamaba la neutralidad del estado en materia religiosa.
Con Constantino se divide el Imperio, para su mejor gobierno, en cuatro prefecturas: Oriente, Iliria, Italia y las Galias.
En el año 395, Teodosio I, divide el Imperio entre sus dos hijos: Honorio, a quien le correspondió el imperio de Occidente, con capital en Roma y Arcadio, a quien le correspondió el de Oriente, con capital en Constantinopla.