Soren kierkegaard (1813-1855)
  • El hombre se encuentra entre dos polos: la nada (el pecado) y lo absoluto (Dios).

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Corresponde al dejarse llevar por los placeres momentáneos, es un hedonismo, una búsqueda incesante de placer, de carácter aumentativo, llegando a conocer y experimentar nuevos deseos, que generan fracaso y dolor.

Aquí está la buena conciencia. Corresponde a la vida en sociedad, según las normas y leyes establecidas y sobre todo, por el matrimonio que establece la familia como núcleo de la sociedad.

Aquí es donde el ser humano se “juega” la existencia. Es el estado máximo donde el ser humano tiene su realización, salvación y felicidad plena. Consiste en dedicar (consagrar) la vida a Dios, someterse a él y alcanzar la verdadera libertad.