2.1.3. Lectura. “Los límites de la interpretación” Por Umberto Eco

Después de esto, habiendo sido enviado de nuevo con una carga igual, y con una carta que expresaba el número preciso de Higos que habían de ser entregados, devoró otra vez, según su anterior práctica, gran parte de ellos por el camino; pero antes de tocarlos, (para prevenir toda posible acusación) cogió la carta, y la escondió debajo de una gran piedra, tranquilizándose al pensar que si no lo veía comiéndose los higos, nunca podría referir nada de él; pero al ser ahora acusado con mayor fuerza que antes, confiesa su error, admirando la divinidad del papel, y para el futuro promete la mayor fidelidad en cada encargo.

(3.a ed., Nicholson, Londres 1707, pp. 3-4).