El esperma y la sangre menstrual entran y salen, respectivamente, a través de un canal existente en el cuello uterino (canal cervical).
Aunque por lo general el canal cervical es estrecho, durante el parto se ensancha para permitir la salida del niño.
El cuello uterino constituye, en general, una buena barrera contra las bacterias, salvo durante la menstruación, la ovulación (cuando los ovarios liberan un óvulo) y el parto.
Las bacterias que causan enfermedades de transmisión sexual pueden penetrar en el útero a través del cuello uterino durante las relaciones sexuales.