Comenzó en el año 27 a. C., al otorgársele a Octavio el título de Augusto.
Fue considerado hijo del César divinizado, y se le otorgó poder consular a perpetuidad.
Bajo el mantenimiento de las formas republicanas, se va avanzando paulatinamente a un sistema de poder monárquico y militarista.
Octavio Augusto tenía potestad censoria, que le permitía elaborar la lista de los senadores y también dirigía la política exterior, dictaba normas, llamadas constituciones imperiales, acuñaba moneda y proponía candidatos para la magistraturas. Los Comicios prácticamente desaparecieron. Su función se vio reducida a aclamar al Emperador y los magistrados.
A este período se lo conoce con el nombre de Alto Imperio, sucediéndose luego de Augusto, cuatro dinastías de emperadores: la de los Julio-Claudios, la de los Flavios, la de los Antoninos y la de los Severos.
Todos gobernaron con un poder casi absoluto, basado fundamentalmente en el ejército.