2.5. La vida política
Imagen 1: El rey Luis XVI y la reina María Antonieta.
  • La organización política de Francia, hacia 1789, era monárquica.
  • El rey pretendía que su poder derivaba de Dios, a quien únicamente debía cuenta de sus actos. Sus súbditos no tenían ningún derecho, pero sí el deber de obedecer.
  • El rey declaraba la guerra y hacía la paz; comandaba los ejércitos; determinaba los gastos y fijaba los impuestos; nombraba y destituía a los funcionarios y dirigía la administración entera.
  • Las provincias eran administradas por los intendentes, con poder omnímodo y arbitrario.
  • El rey hacía las leyes, que eran la expresión de su voluntad personal, pues si bien debía tener en cuenta las «costumbres fundamentales del reino», tales costumbres eran contradictorias y vagas, y hubiera sido difícil definirlas claramente.
  • Además, el rey dirigía la administración de justicia, pues esta se dictaba en su nombre y por funcionarios que el designaba.
  • Se usaba el tormento para lograr la confesión de los acusados, a quienes se juzgaba en secreto y a los que se aplicaban las penas bárbaras de las marcas con hierros candentes, de la picota, del látigo y de la horca.