El problema de afrontar una novela de Vargas Llosa es no dejarse llevar por tu posición ideológica.
El fenómeno es extraño: los izquierdistas de nuevo cuño rechazan cualquier cosa firmada por el escritor peruano y los derechistas se remueven incómodos ante unas novelas que se alejan bastante de las posiciones ‘liberales’ que el premio Nobel suele verter en sus artículos de opinión.
Vargas Llosa, el tipo de la vida agitada que intentó ser Presidente de Perú para enfrentarse al rojeras de Alan García y acabó palmando contra Alberto Fujimori, le puso un ojo a la virulé a García Márquez –entonces su mejor amigo- por razones que ninguno de los dos aclaró nunca satisfactoriamente y que tiene ahora una presencia inusitada en las páginas de las revistas del corazón por ser la pareja de Isabel Preysler es, también, uno de los mejores escritores de la historia en cualquier idioma.