2.3. El “comunismo de guerra” (1918/1921)

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Finalizada la participación de Rusia en la Primera Guerra Mundial, comenzó la Guerra Civil, que se alargó hasta 1920. En ella se enfrentaron dos bandos:

  • De un lado, el de los blancos, compuesto por restos del ejército zarista y otras fuerzas (cadetes, social-revolucionarios, sectores mencheviques), junto a las potencias extranjeras (Francia, Estados Unidos, Japón y Gran Bretaña). 
  • Del otro, el Ejército Rojo bolchevique, dirigido y organizado por Trotsky. 

La victoria final fue para los bolcheviques, debido a tres factores: el apoyo popular, la escasa coordinación de los ejércitos enemigos y la labor estratégico-organizativa de Trotsky.

El deseo de construir rápidamente la nueva sociedad socialista y las dificultades derivadas de la guerra, impulsaron a los bolcheviques a adoptar un conjunto de medidas económicas a partir del verano de 1918, que son conocidas con el nombre de «Comunismo de Guerra». Con ellas pretendían rescatar a la revolución de la comprometida situación en que se hallaba, a causa de la guerra civil, la agresión exterior y la crisis económica.

Durante el «comunismo de guerra» se asentaron las bases del nuevo Estado soviético, fundamentado en la centralización de decisiones en manos de los altos órganos del Partido (Comité Central y Secretariado General) y del Estado (Consejo de Comisarios del Pueblo). También se realizó la fusión Estado-Partido Bolchevique, excluyéndose de la participación política a los restantes grupos como los mencheviques y la alianza de las diferentes repúblicas autónomas que constituyeron la URSS, bajo la supremacía de la República Socialista Federativa Soviética Rusa, con capital en Moscú.