MÓDULO II FILOSOFÍA

2. Filosofía moderna y contemporánea
2.5. Racionalismo post cartesiano.
Wilhelm Leibniz.

Este filósofo y matemático alemán (1646-1716) una síntesis armoniosa entre la física, la matemática y la metafísica de su época.

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Para Descartes, el universo es un inmenso mecanismo que se reduce al atributo de la extensión para. Para Leibniz, es precioso recuperar la noción de finalidad o de causa final, de hecho, la extensión y el movimiento son atributos extrínsecos de las cosas, es decir, fenómenos aparentes que no hacen parte de los cuerpos.

Los cuerpos, según Leibniz, se definen a partir de la noción de fuerza o dinamismo puro. Los cuerpos están compuestos por mónadas, es decir, por puntos-fuerza o átomos de fuerza. Hasta entonces se pensaba que la materia era algo inerte y se consideraba que el movimiento era el resultado de ejercer algún tipo de fuerza sobre dicha materia inerte. Para Leibniz el movimiento, y en general cualquier actividad, es algo esencial a la materia misma.

Tienen dos propiedades:

  • Son indivisibles: debido a que carecen de extensión.
  • Son individuales: cada una tiene un papel distinto, es decir, una función única que cumplir dentro del universo. Se imaginó que las mónadas eran similares a pequeños espíritus, pues la mente puede contener la representación de todas las cosas y no ser modificada en su esencia por dichas cosas. Por lo tanto, la actividad propia de las mónadas es el apetecer y percibir.

Existen cuatro tipos de mónadas, las cuales forman entre sí una especie de jerarquía metafísica.

 

  • Mónadas materiales. Son las que forman los cuerpos.
  • Almas. Son mónadas con percepción, apetitos y autoconciencia.
  • Espíritus. Son mónadas con el poder de conocer las verdades eternas.
  • Dios. Es la mónada autoconsciente de todas las percepciones; posee todas las perspectivas posibles de toda la realidad. Lo único que explica la interacción entre las mónadas es la armonía preestablecida por Dios.

 

La mente humana puede conocer dos tipos de verdades:

Verdades de razón. Son verdades necesarias, es decir, no pueden ser falsas, ejemplo: “Los triángulos tienen tres lados” o “1+1=2”. Se conocen con independencia de la experiencia, es decir, son verdades a priori.

Verdades de hecho. Son verdades contingentes, es decir, que es posible que puedan ser falsas. Ejemplo, el enunciado que afirma que todos los cuervos son negros, sabemos que es verdadero, pero en un futuro puede resultar falso. Se conocen a partir de la experiencia, es decir, son verdades a posteriori.