2.1.1. Lectura "¿Por qué escribo?"

El espacio entre lo que podía y lo que quería era demasiado abismal, pero se me daba más o menos bien para algunas cosas, como, por ejemplo, dibujar retratos. Y ahí, en Llallagua, retraté a todos los niños de los mineros e hice los carteles del carnaval, de los actos públicos, de todo.

Era buen letrista, entonces me adoptaron y la verdad es que lo pasé muy bien en aquel mundo helado, miserable, con una pobreza multiplicada por el frío. Y llegó la noche de la despedida. Los mineros eran mis amigos, y entonces me hicieron una despedida con mucha bebida. Bebimos chicha y singani, una especie de grapa boliviana muy rica pero un poco terrible; y estábamos ahí celebrando, cantando, contando chistes, a cuál más malo, y yo sabía que a las cinco o seis de la mañana, no recuerdo bien, sonaría la sirena que los llamaría al trabajo a la mina, y ahí se acabaría todo, hora de decir adiós.