2.1.3. Lectura. “Los límites de la interpretación” Por Umberto Eco

Hay una graciosa historia a propósito de esto, concerniente a un esclavo indio; el cual, habiendo sido enviado por su amo con una cesta de higos y una carta, se comió durante el camino gran parte de su carga, llevando el resto a la persona a la que iba dirigido; la cual, cuando leyó la carta, y no encontrando la cantidad de higos de que se hablaba, acusó al esclavo de habérselos comido, diciéndole lo que la carta alegaba contra él. Pero el indio (a pesar de esta Prueba) negó cándidamente el hecho, maldiciendo la carta, por ser un testigo falso y mentiroso.

Cuan extraño debió resultar este arte de la escritura en su primera Invención lo podemos adivinar por los americanos recién descubiertos, que se sorprendían al ver hombres que conversaban con libros, y a duras penas podían hacerse a la idea de que un papel pudiera hablar…