También conocidas como adaptaciones de comportamientos, estas han sido consideradas las adaptaciones necesarias para la evolución de todo organismo viviente, ya que las mismas van referidas al comportamiento sexual o bien de reproducción y apareamiento.
Este tipo de adaptación es manifiesta en los animales irracionales en los cortejos de apareamiento o bien en los rituales de copulación que cada especie lleva a cabo, para mencionar un ejemplo, el rocío de orín que las felinas colocan en la zona, con el fin de que el macho reconozca la hembra fértil y se proceda a la copula.
En el caso del ser humano, muchos expertos consideran que ello puede ser apreciable en los cambios hormonales, ejemplo de esto, lo refleja el ciclo de ovulación de la mujer en el cual tiene a lugar las hormonas, siendo apreciable la aparición y el incremento de las feromonas que hacen que las féminas expelan un olor dulce y atractivo para el sexo opuesto.