Durante gran parte de la historia de la humanidad se formularon teorías fijistas que sostenían que el mundo es estático y que los seres vivos han permanecido inmutables desde su creación.
Decía Carl Von Linné que existen tantas especies diferentes como formas creó en un principio el Supremo Hacedor.
Sin embargo, el descubrimiento de fósiles planteaba un desafío a estas ideas, pues revelaban que la vida había sufrido grandes cambios.
Para intentar darle sentido surgió la teoría diluvista, que planteaba que los fósiles son los restos de aquellos animales que no sobrevivieron al diluvio universal.
Más tarde, Georges Cuvier propuso la teoría catastrofista, según la cual habían sucedido varios episodios de extinción, debidos a grandes cataclismos, seguidos siempre de nuevos periodos de creación.
Los nuevos organismos creados poseían características distintas a los anteriores.